Y
aquí estamos en nuestro último día de segundo de bachillerato, en muchas
ocasiones pensábamos sobre este momento, siempre con la certeza de que se
encontraba en un futuro muy lejano y que no llegaría pronto. Lo mencionábamos
con cautela y mucha curiosidad. En nuestra garganta se formaba un pequeño nudo
y la nostalgia nos invadía, incluso sentíamos temor. Sin embargo, el tiempo
parecía eterno. Pero en la vida todo llega... todo cambia...y todo pasa.
Y
tengo el melancólico orgullo de decir las palabras que por tanto tiempo hemos
añorado y evadido: Este es el final.
Con
las estrellas en el firmamento recordándonos que aún hay mucho camino por
recorrer, atravesaremos por última vez esas puertas que nos han visto crecer;
esas mismas que, durante muchos años, nos han dado la bienvenida a incontables
experiencias, , esas puertas han sido testigo de cómo hemos convertido este instituto en nuestro punto de partida
hacia nuestro futuro , porque Emilio Ferrari nos ha hecho ser lo que somos.
Parece que el viento nos
susurra todo lo que hemos vivido; con su aliento nos recuerda a cada una de las
maravillosas personas que hemos conocido. Si miráis a vuestro alrededor, encontrareis rostros familiares, amigos incansables y
compañeros que siempre estuvieron dispuestos a darnos una mano, a levantarnos
en nuestros momentos más duros.
Sí,
gracias a estas paredes que hoy nos resguardan, todos hemos conocido la
verdadera amistad, esa que nos acompañará hasta la muerte, y más allá si es
necesario.
Todos
están aquí, sonriendo, recordando cada uno de los momentos que hemos vivido
bajo este techo , las palabras que pronunciamos, los errores que cometimos, las
mil y una locuras de nuestra adolescencia.. Pero a pesar de eso podemos decir
que lo logramos…a pesar de las evaluaciones que parecían imposibles, de las
horas que parecían eternas, de las asignaturas que tanto odiábamos…pero ¿Qué decir? Lo hemos
logrado con creces.
Ya no
hay más exámenes, no más clases, no más viajes de fin de curso, no tenemos más deberes.
Sólo queda el grato recuerdo de un trabajo bien hecho, de una meta cumplida y de muchas
lecciones aprendidas. Todo eso hace parte de lo que somos hoy en día.
Aquí no hay diferencia de edades,
todos somos la promoción 2012.
Cada uno de nosotros somos especiales únicos. Pero debemos darles
las gracias a todos aquellos que nos han apoyado para llegar hasta aquí y que
no van a dudar en seguir ayudándonos.
Solo me queda deciros que nunca dejéis de soñar, que somos tan grandes como
nuestros sueños, que no limitéis vuestra imaginación; vivid como si fuerais a morir mañana, aprended como si fuerais a vivir para siempre.
Sé que es difícil decirle adiós, a personas que sabes jamás podréis olvidar,
por eso no digo un adiós, si no un hasta
siempre Emilio Ferrari.